Diócesis de Parral

Iglesia

Rellenado 50%

Información

diocesisdeparral.mx
+52 627 522 0296
Bartolomé de Las Casas 13, Centro, 33800 Hidalgo del Parral, Chih., México
2
Aprender más -►

Ubicación

Descripción


“Un solo rebaño, un solo pastor, 25 años de vida diocesana”, éste es el lema que hemos elegido para la celebración de las bodas de plata de nuestra Diócesis. Fue el lema que se utilizó hace 25 años cuando se erigía la nueva Diócesis de Parral; fue el lema que se rescató para la celebración de los 15 años, y ahora lo queremos retomar; rememorando así los ya transcurridos 25 años, pero haciendo memoria y dando gracias a Dios por todas las bendiciones que Él ha derramado en nuestra comunidad de fe, la Iglesia Diocesana de Parral.

¿Qué es la Iglesia? La Iglesia es el Pueblo de Dios, es el Cuerpo Místico de Cristo, es la semilla del Reino de Dios en el mundo, es la familia de Dios en la tierra, es la comunidad de fe que sigue a Jesús el Señor… tantas maneras de describir la Iglesia, la que peregrina, la Madre, la que es Una, Santa, Católica y Apostólica.

Pero… ¿dónde está la Iglesia? Siendo la Iglesia Universal, extendida en todo el orbe de la tierra, se realiza completa en cada Diócesis. Cada Diócesis es expresión perfecta de lo que es la Iglesia Católica. Es verdad, la Iglesia Diocesana expresa muy bien lo que es la Iglesia Universal.

Entonces, esta porción del Pueblo de Dios que peregrina en el Sur del Estado de Chihuahua, la Diócesis de Parral, es expresión y vivencia de este ser Iglesia. Y este es el motivo de nuestro gozo y celebración festiva: que le estamos dando gracias a Dios porque nos ha concedido ser Iglesia Diocesana, con su identidad propia, con su trayectoria, con su estilo pastoral, con sus luces y con sus sombras, con sus aciertos y desaciertos, Iglesia viva, Iglesia de Dios, y porque en medio de nosotros siempre ha estado su cabeza, Cristo Jesús, también Iglesia santa.

Queremos que los padres, los sacerdotes graben un CD con cantos propios de este aniversario. Quizá ustedes no lo saben, pero entre los padres hay un buen grupo que de verdad canta muy bien. Es un buen momento para que ellos den gloria a Dios con sus voces cantando al Señor.

También queremos una fuerte campaña de oración por la Diócesis a través del rezo del Santo Rosario. El mes de septiembre y sobre todo el mes de octubre se hará una gran misión cuyo objetivo será rezar el rosario en todas las casas que quieran participar, dejando en ella un rosario conmemorativo del aniversario. Además porque estamos en los 100 años de las apariciones de la Virgen de Fátima y ella es nuestra madre bendita, nuestra Señora del Rosario.

Y en los días 4 y 5 de noviembre, sábado y domingo, el gran Congreso Anual Diocesano. De por sí lo celebramos cada año, pero esta vez será con especial relieve, más celebrativo, más alegre, más jubiloso. Tuve el honor de invitar al Señor Nuncio, Don Franco Coppola, y tenemos el gozo de que aceptó la invitación. Así que Dios mediante, el Sr. Nuncio nos acompañará el sábado 4 de noviembre. Luego el Congreso sigue también hasta el Domingo…

Con los padres ya tenemos el diseño de cómo será el desarrollo del Congreso. Sólo les puedo adelantar que será muy bonito, muy motivador. Personalmente estoy muy emocionado por todo lo que vamos a vivir. De verdad que será una enorme bendición de Dios.

Por ahora ya nos vamos preparando espiritualmente, anímicamente, y les pido a todos que se presten gustosos a colaborar en lo que la organización y realización de nuestro Congreso requiera. Bendiciones de Dios vienen sobre nosotros, ¡estemos preparados!

En una época enigmática como la nuestra, son tantos y tan variados los juicios que se hacen de la realidad, que parece imposible ponerlos de acuerdo. Algunos piensan que los tiempos antiguos son mejores que los tiempos actuales, mientras que otros ven en los tiempos modernos una mejora incalculable respecto de los pobres tiempos de antaño. Cada cual expresa su juico según su perspectiva, según su “mundo.” El Hombre es un ser de tradición. En su esencia más profunda se constituye por el trasfondo social relacional; el ser humano recibe tradiciones y las trasmite, crea tradiciones y las liquida, la tradición representa para cada ser humano el destino que lo abraza y el reto que lo impulsa hacia delante. De esta misma manera vivió Jesús de Nazaret. Su historia singular y concreta, como la de cualquier ser humano, asume la tradición anterior a él, pero a la vez la trasforma, reestructura y corrige. En palabras de E. Schillebeeck: “una persona humana constituye el centro personal de una serie de relaciones interactivas con el pasado el futuro y el presente”. Cada ser humano está enmarcado y asumido por una tradición, la cual debe saber criticar; esta tradición se hace presente de modo inmediato en las demás personas e instituciones, seres históricos concretos que se enriquecen, a la vez que se benefician, del trato con la persona singular, es ahí donde la tradición asume su dinamismo al presente; ante esta dinámica de la tradición el individuo concreto debe participar activamente, ya sea desde su manera de asumir la tradición, como del modo en que desea enriquecerla consciente y libremente, este es el influjo al futuro que todo ser humano posee como derecho y como deber para con la humanidad. Contrario a lo que pudiera pensarse, la Tradición no es sólo una fuerza de conservación social o un medio de seguridad contra las inclinaciones audaces hacia lo novedoso. Como discípulos de Jesús, el Cristo, entendemos que el potencial del encuentro con el Maestro crea Tradición. Ésta es una fuerza dinámica que transforma y crea la vida y obra de la Iglesia. Esto es lo que pretende esta pequeña reflexión: Mostrar que la Tradición es una fuerza viva de encuentro con Jesucristo y que, esta fuerza crea el movimiento que permite a los hombres, inmersos en el ritmo de la historia, descubrir un Cristo vivo y fecundo en medio de su Iglesia. Son muchos y muy variados los lugares donde esta Tradición se desarrolla. Entre todos ellos destaca en modo especial la Liturgia, lugar de la Tradición por excelencia, privilegiado por la misma Iglesia, ya que en ella Cristo mismo ejerce su sacerdocio y se hace presente para la salvación de todo el género humano. Desde el momento en que el Señor Jesús, tomando pan y vino y repartiéndoselo a sus discípulos, consigno a la Iglesia el mandato del memorial, desde ese momento la Liturgia se convirtió en el monumento de la Tradición por excelencia, ella, en virtud de la presencia permanente de Cristo en su Iglesia, es tradición interpretativa y explicativa de los misterios de la fe, columna y fundamento de una verdad que puede y debe celebrarse. Así que la próxima vez que usted participe de la Misa, o de un Bautismo por ejemplo, recuerde que esa acción sencilla proviene de algo que es más grande que usted y que yo, algo que sobrepasa todos los tiempos de nuestra historia, algo tan profundo y hermoso a lo que llamamos Tradición, lugar donde Cristo se hace presente y nos sigue llamando sus amigos invitándonos a seguirle.

«Comunicar en la cultura digital». Es el tema del seminario desarrollado en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz y promovido por la embajada del Reino Unido ante la Santa Sede. En el evento intervino también el P. Antonio Sapadaro, director de la revista italiana de la Compañía de Jesús, La Civiltà Cattolica, que fue entrevistado por Alessandro Gisotti, sobre las características de la comunicación digital y la contribución que el Papa Francisco está brindando a esta nueva dimensión, cada vez más importante en la vida de millones de personas: «La cultura digital nace en el interior de un ambiente, que es el ambiente creado por las redes sociales y la Red. Por lo tanto, para comprender sus valores hay que vivir en su interior: es una forma de inculturación que cada uno de nosotros debe hacer, porque la Red ya no es una opción sino un hecho». El P. Spadaro respondió también a la pregunta sobre qué está haciendo la Iglesia y, en especial, el Papa Francisco, para que internet sea un medio más ‘humano’: «La cosa más importante es no considerar internet como un instrumento, es decir, no considerarlo como una realidad de hilos, cables, modem, computadora, sino como una red de personas. En el fondo, el concepto más importante que él ha expresado sobre la Red, es que la Red es un lugar de proximidad, es decir de cercanía. Entonces, todo lo que hace que el contacto entre las personas sea auténtico, verdadero, solidario, todo ello corresponde a la vocación que tiene la Red. Mientras que todo lo que divide, separa, crea odio y considera la Red simplemente como un instrumento para imponerse, eso va contra el plan de Dios sobre la comunicación humana». La última pregunta fue sobre alguna dificultad que aún se presenta, también en el mundo católico, para comprender que no hay una distinción entre real y virtual, que lo digital es solamente otra dimensión de la vida: «Exacto: ya hay que evitar considerar la realidad digital como algo virtual, es decir sustancialmente como algo no real, no verdadero, no auténtico. El ambiente en el que vivimos es un ambiente físico, un ambiente digital y los dos ambientes tienen características diferentes, pero ambos son reales.

El Card. Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo de los Obispos, presentó la Carta del Papa y el Documento Preparatorio para la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, prevista para octubre de 2018, y cuyo tema es: «Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional».

En su misiva, el Santo Padre exhorta a los jóvenes a participar activamente en el camino sinodal, porque el Sínodo es para ellos y porque toda la Iglesia se pone a la escucha de su voz, de su sensibilidad, de su fe. Así como de sus dudas y críticas.

Alentándolos a ‘salir’, siguiendo el ejemplo de Abrahán, el Obispo de Roma invita a los jóvenes «a escuchar la voz de Dios que resuena en el corazón de cada uno a través del soplo vital del Espíritu Santo».

Tras señalar el anhelo de la juventud de construir «una sociedad más justa y fraterna» «hasta las periferias del mundo», lamenta las realidades de «prevaricación», «injusticia» y «guerra». Y que muchos jóvenes «están sometidos al chantaje de la violencia y se ven obligados a huir de su tierra natal. El grito de ellos sube a Dios, como el de Israel esclavo de la opresión del Faraón (cfr. Es 2, 23)».

Recordando que en Cracovia, abriendo la Jornada Mundial de la Juventud, les preguntó si las cosas se pueden cambiar y ellos exclamaron juntos a gran voz «¡sí!», el Santo Padre destaca que «esa es una respuesta que nace de un corazón joven que no soporta la injusticia y no puede doblegarse a la cultura del descarte, ni ceder ante la globalización de la indiferencia. ¡Escuchen ese grito que viene de lo más íntimo! También cuando adviertan, como el profeta Jeremías, la inexperiencia propia de la joven edad, Dios los estimula a ir donde Él los envía: «No les tengas miedo, que contigo estoy para salvarte» (Jer 1,8)».

«Un mundo mejor se construye también gracias a ustedes, que siempre desean cambiar y ser generosos», escribe asimismo el Papa y alienta a los jóvenes a no tener «miedo de escuchar al Espíritu que les sugiere opciones audaces, no pierdan tiempo cuando la conciencia les pida arriesgar para seguir al Maestro».

«A través del camino de este Sínodo, yo y mis hermanos Obispos queremos contribuir cada vez más a vuestro gozo (cfr. 2 Cor 1,24)», reitera el Santo Padre encomendando a los jóvenes al amparo «de María de Nazaret, una joven como ustedes a quien Dios ha dirigido su mirada amorosa, para que los tome de la mano y los guíe a la alegría de un ¡heme aquí! pleno y generoso (cfr. Lc 1,38)».

«Paz para este amado país. Paz para toda esta región, de manera particular para Palestina e Israel, paz para Siria, Libia, Yemen, Irak, Sudán del Sur; paz para todos los hombres de buena voluntad»

En sus palabras a los miembros del Gobierno y del Parlamento, al Cuerpo Diplomático y a los representantes de la Sociedad civil egipcia, el Papa les reiteró, una vez más, sus deseos de paz y su gratitud por encontrarse en Egipto, tierra de antiquísima y noble civilización, que «representa mucho para la historia de la humanidad y para la Tradición de la Iglesia».

Tierra mencionada tantas veces en la Sagrada Escritura, donde, como recordó Juan Pablo II, Dios reveló su nombre a Moisés y en el monte Sinaí dio a su pueblo y a la humanidad los Mandamientos, y donde encontró refugio y hospitalidad la Sagrada Familia: Jesús, María y José. Reiteró el Papa para luego destacar que «también hoy», en tierra egipcia «encuentran acogida millones de refugiados que proceden de diferentes países, como Sudán, Eritrea, Siria e Irak».

Tras destacar que Egipto, con su historia y posición geográfica, ocupa un «rol insustituible en Oriente Medio y en el contexto de los países que buscan soluciones a esos problemas difíciles y complejos, que han de ser afrontados ahora para evitar que deriven en una violencia aún más grave», el Papa se refirió a «la violencia ciega e inhumana causada por diferentes factores: el deseo obtuso de poder, el comercio de armas, los graves problemas sociales y el extremismo religioso que utiliza el Santo Nombre de Dios para cometer inauditas masacres e injusticias».

Con el legítimo anhelo del pueblo a pedir un Egipto donde no falte a nadie pan, libertad y justicia social, el Papa Francisco recordó la tarea particular de este país de «reforzar y consolidar también la paz regional». Y uniéndose al dolor de las numerosas familias, algunas de ellas allí presentes, que lloran por la violencia ciega del terrorismo, recordó los atentados en las iglesias coptas, también los más recientes en Tanta y en Alejandría.

Animando los esfuerzos en favor de la paz en Egipto y fuera de él el Obispo de Roma reiteró que nadie debe ser excluido o marginado por ninguna razón, recordando los derechos humanos inalienables, la libertad religiosa y de expresión, con especial atención al rol de la mujer, de los jóvenes, de los pobres y de los enfermos.

Sin olvidar el escenario mundial delicado y complejo, y lo que él ha llamado «guerra mundial por partes», el Papa hizo hincapié en que «no se puede construir la civilización sin rechazar toda clase de ideología del mal, violencia y extremismo, profanando el Santo Nombre de Dios. Como ha dicho en varias oportunidades el mismo presidente egipcio, al que invitó a escuchar valorando sus palabras en este sentido.