Laboratorios Clínicos Azteca Sucursal Texcoco

Laboratorio de análisis clínicos

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Descripción


El otro día, después de ir al hospital para hacerme un ultrasonido obstétrico, pasé a una librería para ver si encuentra a algún libro interesante y llamativo. Mientras recorría los libreros leí el nombre de un libro que de inmediato me llamó la atención: Un Lugar Llamado Aquí de Cecelia Ahern. No conocía a la autora, y aunque no es el tipo de historia que me guste leer, confieso que terminé el libro en menos de una semana.

Sandy Shortt es una mujer obsesionada con saber a dónde se dirigen las cosas cuando se pierden. Esta obsesión nació cuando de niña perdió uno de sus calcetines después de ser lavados en la lavadora y jamás volvió a saber de él. Esto se agravó cuando una niña de su calle se perdió sin dejar rastro, acción que la asustó y le incrementó esa insistente búsqueda de saber dónde estaba su calcetín y su vecina.

Con El Paso de los años esta obsesión se hizo mayor, incluso tuvo que ir a terapia para controlar esa compulsión de querer encontrar todo lo que se pierde. Esto la llevó a montar una agencia dedicada a buscar personas desaparecidas.

Una tarde, recibe el caso de Donald, un joven desaparecido del que su hermano, Jack, no se ha dado por vencido para saber dónde está. Pero mientras ella intenta resolver el caso de la desaparición de Donald, ella también se pierde, llegando a un lugar llamado Aquí: una ciudad donde llegan todas las personas perdidas, las mascotas extraviadas, las llaves, las plumas y los calcetines desparejados.

Sandy no puede creer que se encuentre en ese lugar y se sorprende al saber que un sitio así exista. Las personas viven como en una Ciudad normal, conviven con personas de todos los países y utilizan la ropa que alguien más extravío.

Ahora su misión será regresar de ese lugar en el que se encuentra perdida, además de seguir con el caso de Donald y tal vez encontrar a aquella niña rubia que desapareció sin dejar rastro como ella misma.

Un Lugar Llamado Aquí tiene una referencia importante hacia la historia del Mago de Oz, incluso, dentro de la novela misma, la gente de Aquí hace una obra de teatro refiriéndose al mundo de Oz, ya que tal vez así las personas puedan regresar a ese lugar al que pertenecieron un día.

Es una historia triste que relata cómo las personas viven sin sus familiares de ambos lados, mientras que en el mundo como lo conocemos sufren por no saber dónde se encuentra su ser querido, los habitantes de Aquí llorar cada vez que el aire sopla con el último recuerdo de sus seres queridos ya que, si a ese lugar llegan las gomas o los zapatos, también llegan los sentimientos de amor, la sensación de un primer beso, la risa de un hijo y el rostro de un padre que murió hace años.

Seguramente habrás escuchado historias de terror sobre el tema de los parásitos que se llegan a alojar en nuestros intestinos causando serios problemas para algunas personas, en donde la mayoría de estos parásitos son muy pequeños y algunos sólo pueden ser vistos por el microscopio.

En el equilibrio adecuado, estas bacterias son necesarias para la correcta digestión y absorción de nutrientes. Los probióticos por ejemplo, son bacterias beneficiosas alojadas en el intestino, que si bien son bacterias, tienen un tremendo impacto positivo en nuestra salud.

Muchas personas están (desafortunadamente) familiarizadas con las infecciones vaginales por levaduras, pero estas infecciones son a menudo sintomáticas con respecto a una infección mucho mayor en todo el cuerpo.

Esto es algo que siempre me dirían que no debería sorprenderme en lo absoluto, debido a que todos los organismos son distintos, lo que significa que el modo de reaccionar de todos los organismos es igualmente distinto; no obstante, el cambio no debe de ser demasiado radical, ya que todos estamos compuestos de los mismos elementos.

No obstante, he visto algunas veces a lo largo de los años estos cambios o diferencias dramáticas en la recuperación de pacientes con heridas o traumas muy parecidos, algo que debido al número de ocasiones que lo he presenciado, debe de ser un fenómeno actual y nada abstracto.

Atribuyo esta diferencia en capacidad de convalecencia estrictamente a la alimentación de un individuo, ya que no es ninguna coincidencia cuando se dice que somos lo que comemos, algo que, como he mencionado, no es ninguna coincidencia, sino una verdad absoluta que se ha sabido desde los tiempos más antiguos y un concepto con el que muchos médicos han trabajado desde entonces.

En la antigua Grecia, los médicos y filósofos sostenían la firme teoría que un individuo de bien y seguidor de la virtud de siempre de alimentarse de una manera ligera y balanceada no solo para la salud física, sino también para las propiedades mentales e intelectuales, así como espirituales.

Esto es debido a que muchos griegos buscadores de la sabiduría creían que el espíritu humano y su alma  había de viajar a otras dimensiones y a lugares altos para tener conexión absoluta con el origen de la vida , del mundo y de del cosmos donde se encuentran todas las respuestas.

Para llegar a aquellos estados mentales y espirituales tan altos uno habría de tener el estómago ligero y no estar en estado de gula por el simple hecho que los antiguos griegos creían y afirmaban que las propiedades del espíritu y del intelecto no eran de carácter abstractas, sino meramente atómicas y consecuentemente físicas, por lo que no debían de exceder en peso ni en masa para poder cumplir su misión de viaje astral y cósmico, de la misma manera que las plumas de un pájaro no pueden ser demasiado pesadas, si es que se quiere poder volar y a alcanzar alturas mayores para construir sus nidos fuera del alcance de los predadores.

Hoy en día, naturalmente muchos médicos no creen estas teorías; sin embargo, todos saben que una buena alimentación fortalece al sistema inmunológico, quien al final del día es responsable de remediar los daños que le ocurren al cuerpo.

Mi trabajo como médico me da oportunidad de viajar con frecuencia, para asistir a convenciones y congresos de mi especialidad. Aunque, por tanto, no se trata de viajes de placer, no faltan ocasiones para descansar un poco, ya sea disfrutando de una bebida refrescante en la playa o recorriendo las calles de una impresionante ciudad.

Hoteles de Acapulco todo incluido; dichos establecimientos no sólo cuentan con todos los servicios e instalaciones necesarios para disfrutar de unas excelentes vacaciones, sino que algunos también tienen salas especiales para juntas y reuniones.

Como la convención terminaba en viernes, decidí quedarme todo el fin de semana y regalarme unos días más junto al mar. Una tarde, mientras descansaba en el área de las albercas del hotel, vi a una familia que, al igual que muchas otras, se divertía en aquella zona. Sin embargo, me llamó la atención el niño más pequeño, que no jugaba ni se lanzaba al chapoteadero como sus hermanos, sino que permanecía en una silla con aire decaído; mi afinada percepción clínica me permitió notar que el pequeño tenía escalofríos y al mirar con más atención, noté una fina erupción en sus brazos.

No pude evitar acercarme a los papás y, después de presentarme como médico, recomendarles que llevaran al pequeño a consulta, pues manifestaba síntomas de una enfermedad viral, como sarampión o varicela. Por fortuna, los papás reaccionaron bien ante mi sugerencia y el hotel brindaba servicios tan completos, que tenía su propio personal médico. Lo desafortunado fue que la familia tuvo que suspender de inmediato sus vacaciones, para el total descontento de los hermanos mayores.

Situaciones como ésa pueden pasar durante cualquier viaje y la experiencia puede llegar a ser muy estresante si no se sabe cómo reaccionar o no se cuenta con ayuda médica inmediata. Por eso consideré buena idea el compartir mi anécdota, junto con algunas recomendaciones para saber qué hacer, si ustedes o sus acompañantes se sienten mal durante un viaje.

El primer paso para saber si estamos ante una posible enfermedad y determinar si se requiere ayuda médica, es detectar los síntomas. Lo anterior es particularmente relevante cuando se viaja con niños o con personas mayores, porque ellos no siempre dirán que se sienten mal y para cuando nos demos cuenta, el problema puede haber avanzado. Si notan que la persona está más cansada de lo habitual, parece decaída, no quiere participar en las actividades o cualquier otro síntoma fuera de lo normal, es conveniente preguntarle si se siente mal o verificar si hay fiebre, dolor o manchas en la piel.

En cualquier viaje, es recomendable llevar un pequeño botiquín, con medicamentos de venta libre, para tratar dolores, malestares estomacales o alergias. Ahora bien, ¿cómo saber si es conveniente tomarlos? Si el malestar es leve, como un dolor de cabeza o de estómago, y además se considera que la causa puede ser el ajetreo del viaje o el haber probado un platillo nuevo, bien se puede recurrir a los medicamentos del botiquín para aliviar los malestares.

Si hay fiebre, dolor agudo, salpullido o alguna reacción alérgica y además las causas del malestar no son tan evidentes, lo mejor es buscar apoyo médico. Si los primeros síntomas no ceden o incluso empeoran después de haber tomado un medicamento, o si la persona tiene una enfermedad preexistente, se debe solicitar ayuda profesional de inmediato.

Una de las razones por las que enfermarse durante un viaje resulta muy estresante y puede ser más grave, es porque al estar en un lugar que no conocemos, no sabemos bien a dónde acudir para buscar atención. El personal del hotel puede ser su mejor aliado; aun cuando no cuenten con médico o enfermeros de planta, podrán ayudarles a encontrar los consultorios u hospitales más cercanos e incluso solicitar la ayuda.

Puede que la situación no pase a mayor, pero ante cualquier malestar, conviene informar a alguien en casa, para que esté prevenido en caso de que se requiera su ayuda. Para no desatar alarmas innecesarias, llamen al contacto que consideren más prudente; alguien que se mantenga atento y dispuesto a reaccionar en el momento requerido, pero que no desate una tormenta en un vaso de agua.

Lo anterior no quiere decir que deje de leer e investigar acerca de los avances médicos cuando no estoy inscrito en un curso; tales actividades deben ser una constante en la vida profesional de un médico, de lo contrario nos perderíamos de información valiosa y muy relevante para salvar vidas. Sin embargo, el objetivo de inscribirme a estos cursos estandarizados, además de obtener una certificación oficial, es la de interactuar e intercambiar información con otros colegas, aunque sea de manera virtual.

De hecho, en este curso formamos un grupo de estudio tan sólido, que no sólo nos conectamos mediante los foros de discusión, sino que hasta organizamos una pequeña reunión de fin de año el fin de semana pasado. Entonces comentamos, entre otros temas, que en esta época suelen incrementarse diversos padecimientos, tanto fisiológicos como psicológicos.

Entre estos últimos figuran trastornos como la depresión y la ansiedad, que van más allá de sentir nostalgia, melancolía o estrés ante ciertas situaciones, y pueden afectar notablemente las actividades cotidianas y el estado general de salud de quienes las padecen. Si bien todos llegamos a sentir angustia, enfado o tristeza en esta época del año, ya sea porque no podemos celebrar a nuestro gusto, porque preferiríamos no tener ciertos compromisos, o porque sufrimos alguna pérdida recientemente, por lo general logramos superarlo.

La mayoría cedemos ante las convenciones y participamos en ellas con agrado, mientras que otros prefieren abstenerse de ciertas formas de celebrar, pero también de manera tranquila y sin que ello les afecte. El problema, que puede repercutir negativamente en la salud, se da cuando la persona no encuentra la manera de sentirse cómoda con lo que sucede a su alrededor y opta por retraerse de todo, aunque tampoco se sienta bien a solas, o bien se refugia en los aspectos menos saludables de la celebración, como la bebida, la comida en exceso o las compras compulsivas.

En la mayoría de los casos, dicho comportamiento tiene una explicación, que puede relacionarse con problemas ocurridos durante el año, crisis financieras o personales, o malas experiencias pasadas que sucedieron en estas fechas. Todo lo anterior puede condicionar a la persona, para que incluso de manera inconsciente manifieste un rechazo al ambiente festivo de la temporada.

Otra causa de la depresión o ansiedad que algunas personas sufren a fin de año es la excesiva presión del entorno social, el comercio y los medios de comunicación, para crear un ambiente de supuesta felicidad, que no corresponde con la realidad que se vive. Por contradictorio que parezca, el que todo a nuestro alrededor nos diga que debemos estar felices puede conducirnos al estado de ánimo contrario, porque nos vemos incapaces de sentir o compartir esa felicidad.

Concentrarse en las actividades cotidianas o en las que más se disfrutan: si sienten que la “algarabía navideña” comienza a resultar excesiva, hagan una pausa entre las fiestas y las compras y retomen las sesiones en el gimnasio o el spa, o cualquier actividad que disfruten. Adelantar pendientes o quehaceres cotidianos también puede ser una buena idea.

Disfrutar del reencuentro con familiares y amigos: las posadas, las cenas y los intercambios pueden ser de las pocas oportunidades que tenemos en el año para ver a ciertas personas a quienes apreciamos. Vean la tradición como la oportunidad de un reencuentro y no como una obligación.

Concederse un tiempo a solas: para que las reuniones, sobre todo las que se hacen por compromiso, no se vuelvan una fuente de agobio, es importante darse tiempo para disfrutar de la soledad; ya sea una caminata, una sesión de spa o una tarde de lectura.

Reconocer y aceptar lo que puede entristecernos, para buscarle una solución: la alegría y la felicidad no son emociones y estados que deban manifestarse como por arte de magia en ciertas épocas del año, sino que se trabajan y conquistan día con día. Si esta época en particular despierta emociones negativas, está bien admitirlas y buscar sus causas para poder solucionarlas. No es bueno ocultarlas tras una máscara de felicidad, porque con ello sólo se conseguirá que sigan afectando interiormente.

Mientras tengamos la retina saludable, la visión se encontrará igual de sana y en una persona diabética es imperativo darle un seguimiento continuo a su vista por ser una de las consecuencias naturales del padecimiento.

Es importante reiterar la importancia de darle un seguimiento periódico a la vista a través de su oftalmólogo, ya que cuando se empieza a desarrollar esta anomalía no se nota ningún cambio en la visión.

El problema es cuando se deja pasar el tiempo sin una atención previa, ya que la retinopatía diabética puede empeorar y causar la pérdida total en la visión, que generalmente afecta ambos ojos por igual.

La retinopatía no proliferativa ligera. Esta es su etapa temprana, donde la enfermedad comienza a desarrollarse y aparecen los llamados microaneurismas. En general son pequeñas áreas de inflamación, parecidas a las ampollas y se presentan en los vasos sanguíneos de la retina.

La retinopatía no proliferativa severa. Como en todo avance, las cosas se van complicando, donde más y más vasos sanguíneos comienzan a bloquearse, lo que origina que la retina deje de recibir sangre. Conforme esto avanza, el cuerpo reacciona enviando señales para hacer crecer vasos sanguíneos nuevos.

La retinopatía proliferativa. Llegado a esta etapa nos encontramos en el punto más avanzado del problema, en donde le cuerpo sigue enviando señales a la retina para alimentarse lo que causa el crecimiento de nuevos y más vasos sanguíneos, de ahí el nombre “proliferativa”. El problema radica en que estos vasos sanguíneos nuevos son anormales y frágiles.

El problema que es que presentan paredes muy delgadas y frágiles, en donde se expone al cristalino si llegaran a gotear sangre, ocasionando una pérdida severa en la visión o incluso resultar en ceguera.

Ante cualquiera de estos panoramas, es importante dirigirse a su médico y tomar las medidas preventivas o correctivas, ya que si bien la consecuencia es perder la vista, es importante que tengas presente que una operación puede evitar el problema.

Y nuevamente se repite este ciclo cuando una vez hecho el recorrido, la sangre queda sin oxígeno y es enviada nuevamente al corazón para que éste la bombee una vez más a los pulmones para oxigenarse y repetir el ciclo.

Varias son las enfermedades que puede padecer el corazón, siendo la principal aquella en donde se va estrechando o se van bloqueando las arterias coronarias y los vasos sanguíneos que suministran sangre al propio corazón.

Ecocardiograma, que mediante ultrasonidos estudia la parte anatómica del corazón, estas son las cavidades, válvulas, el tamaño del músculo cardiaco, el diámetro de la aorta etc. También sondea el movimiento de las diferentes caras o zonas del corazón.

La idea es no llegar a casos extremos como sufrir un infarto, por lo que verificar tus niveles de colesterol, aunado a buenos hábitos más la visita médica, será un apoyo importante para ese guerrero imparable que es el corazón.