Dipao Valle

Hace doce años dimos inicio al gran sueño de Dipao. Con una olla para pasta, dos cucharones, dos sartenes, seis platos trinches, un horno de leña, mesas para 15 comensales, cariño y muchas ganas, comenzamos este largo camino. El origen de nuestro nombre, para sorpresa de muchos, no hace alusión a ningún significado en italiano; por el contrario, se trata de la fusión de los nombres de mis dos hijos: Diego y Paola, lo cual nos compromete a seguir adelante, pero sobre todo poner en cada plato el amor que sentimos por la familia.

Al principio, Marina se encargaba de las pastas y las ensaladas, y a mí me tocaba preparar las pizzas, atender a los clientes e incluso encargarme del bar. Los dos solos hacíamos de todo. Desde el primer momento, en Dipao, atender a los visitantes es toda una filosofía: Servir como si recibiéramos a nuestros amigos en casa. Si alguien llega y nos dice que quiere algo que no está en el menú, tenemos la flexibilidad de hacerle su platillo, no hay problema. Aquí ustedes son primero.

En este lapso hemos pasado, como todos, por momentos difíciles y otros de alegría y satisfacción; nos queda seguir creciendo, y por qué no, a largo plazo, nos encantaría posicionar la marca Dipao a nivel internacional. Todo esto, a través de la calidez del servicio, la calidad de los platillos y la continua creación de nuevos platos que deleiten tu paladar.