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M. Hidalgo 27, Ejidal, 98613 Guadalupe, Zac., México

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Apreciables hermanos: Saludo a todos con la paz de Dios. En el Nombre de Jesucristo hablaré algunas palabras con relación a este asunto titulado “Cantar en el dolor”, tomando como base bíblica Hechos 16: 25 donde dice: “Mas a media noche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios: y los que estaban presos los oían.”

Las definiciones son las siguientes: Cantar: Expresar un sentimiento a través de un himno, un Salmo o canciones espirituales. En: significa “Dentro de” Medio: Circunstancia que obra. Dolor: Circunstancia adversa, que lastima la salud y el bienestar. Pena moral.

Ensalzar a Dios por medio de la alabanza es una bienaventuranza. Por ello, todos los que gozamos de este privilegio de rendirle adoración al Dios eterno debemos de ofrendar el sacrificio de alabanza en todo tiempo y circunstancias: así como en la alegría, también en medio del dolor. La Escritura que tenemos de base refleja las circunstancias en que se hallaban Pablo y Silas, quienes hallándose en Filipos anunciando el camino de salud y habiendo reprendido a un espíritu pitónico, fueron requeridos por los Romanos: “Y después que los hubieron herido de muchos azotes, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con diligencia: El cual, recibido este mandamiento, los metió en la cárcel de más adentro; y les apretó los pies en el cepo. Mas a media noche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios: y los que estaban presos los oían.” Hechos 16: 23- 25. Se comprende el dolor en que se encontraban, mas aun en medio de ello sus labios se abrieron para cantar al que es digno de la alabanza. Por otra parte es lamentable cuando la persona, hallándose en medio del dolor, de la enfermedad o alguna pena moral, deja de cantar sacrificio de labios que sube a la presencia de Dios cual perfume de olor suave para Él. Veamos el ejemplo negativo, cuando los coristas de Jerusalén se hallaron en Babilonia: “JUNTO a los ríos de Babilonia, Allí nos sentábamos, y aun llorábamos, Acordándonos de Sión. Sobre los sauces en medio de ella Colgamos nuestras arpas. Y los que allí nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos, Y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo: Cantadnos algunos de los himnos de Sión. ¿Cómo cantaremos canción de Jehová En tierra de extraños?” Salmo 137: 1-4. En cambio David, conversando con su alma dice: “¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te conturbas en mí? Espera a Dios; porque aún le tengo de alabar. Por las saludes de su presencia.” Salmo 42: 5.

Cantar a Dios en medio del dolor no es fácil, pero es de grande provecho porque en ello vendrá el consuelo al afligido y mitigará el dolor que padece y dará fortaleza a su espíritu. Dios os bendiga.

Primeramente les saludo con la paz de Dios. Agradezco a Dios que me permite la bendición de poder compartir con cada uno de mis hermanos la enseñanza de la palabra de Dios y los invito a ir a la consideración del versículo 3 del capítulo 37 del primer libro de la Biblia, que dice:

Resalto así la acción amorosa de Jacob para su hijo José y pueda esta servirnos también a nosotros como ejemplo para tener un acercamiento con nuestros hijos aun cuando sean niños, adolescentes o jóvenes, y demostrar mediante acciones nuestro cariño para con ellos para evitar que crezcan en un ambiente alejado del cariño de sus padres; por el contrario, conviene que ellos vean en nosotros…

1°.- Un padre cariñoso, comprensivo, amable, que recuerde que un día también fue niño, adolescente, joven y que ahora es padre de sus hijos, demostrándoles así todo el cariño y amor que tiene para con ellos.

“Angustia tengo yo por ti, hermano  mío Jonathan que me fuiste muy dulce; más maravilloso me fue tu amor,  que el amor  de las mujeres”. 2 Samuel 1:26. Y poder nosotros como padres realizar acciones así como David para con Jonathan,  que aún no existiendo lazos familiares que los uniera, expresa un sentimiento de cariño que le permitió considerarlo como a su hermano. Cuánto más nosotros a nuestros hijos, demostrarles esas acciones valiosas que usted tiene para con ellos.

“Porque yo fui hijo  de mi padre, delicado y único delante de mi madre. Y él me enseñaba y me decía: mantenga tu corazón mis razones, Guarda mis mandamientos y vivirás”. Como Salomón tenía el recuerdo de ese cariño verdadero que le permite hacer mención de la preocupación de su padre para con él, invitándolo a guardar en su corazón sus razones, sus mandamientos para que él viviera, así nosotros mis hermanos tengamos esa preocupación de darles cariño y amor a nuestros hijos y poder entrar al corazón de ellos y compartir momentos dulces y amargos en el desarrollo de cada etapa de la vida  de nuestros hijos.

– Tomar en cuenta su opinión, para que se sienta ese afecto cariñoso y no se forme en su mente la imagen de un padre autoritario; así, evitará que se forme un sentimiento en su corazón contra su padre y propiciará que fluya en el corazón de cada uno de nuestros hijos el temor de Dios, el cariño paternal y que lejos de que se críe en el corazón de nuestros hijos una raíz de amargura que mañana les impida poder entregar su vida al servicio de Dios por guardar ese sentimiento contra su padre, que se refleje el cariño de su padre hacia él  y en el desarrollo de su vida pueda demostrar y compartir con los que lo rodean que en su padre tiene: Un Amigo, un  Hermano y un Consejero  que con cariño y amor corrige cada una de sus acciones, demostrándole el deber que como padre tiene para con sus hijos.

En el nombre de nuestro Señor Jesucristo hablaré sobre el asunto que se le ha puesto por titulo: “Sufridos en la tribulación”. La palabra sufridos quiere decir sufrir con resignación y tribulación la adversidad y las cosas contrarias a la vida.

Primeramente tenemos que estar conscientes que vivimos en este mundo y somos humanos y estamos expuestos a toda adversidad. Jesús dijo: “…En el mundo tendréis aflicción: mas confiad, yo he vencido al mundo.” San Juan 16:33. San Pablo dice: “gozosos en la esperanza sufridos en la tribulación…” Romanos 12:12

Como hijos de Dios tenemos esperanza y debemos de estar contentos sin perder la fe en Cristo pues hemos creído en un Dios de poder, compasivo y justo. Jeremías reconoció que su quebrantamiento era suyo y dice: “¡Ay de mí, por mi quebrantamiento! mi llaga es muy dolorosa. Yo empero dije: Ciertamente enfermedad mía es esta, y debo sufrirla.” Jeremías 10:19

Hay ocasiones que Dios nos prueba a través de enfermedades diferentes, unas leves, otras más dolorosas pero debemos estar contentos con la voluntad de Dios. David tenía la confianza en Dios y dijo: “Hubiera yo desmayado, si no creyese que tengo de ver la bondad de Jehová En la tierra de los vivientes.” Salmo 27: 13

Tenemos un ejemplo digno de ser mencionado, El paciente Job que aceptó con resignación la prueba de parte de Dios y con gozo aceptó el sufrimiento, siendo atribulado por la pérdida de sus hijos, de sus bienes y en su aflicción dijo: “…Jehová dió, y Jehová quitó: sea el nombre de Jehová bendito.” Job 1:21. Veamos el ejemplo de Job para que nosotros no claudiquemos cuando seamos atribulados, “No mirando nosotros a las cosas que se ven, sino a las que no se ven: porque las cosas que se ven son temporales, mas las que no se ven son eternas.” 2a Corintios 4:18

Recordemos las palabras de San Pablo que dicen: “Gozosos en la esperanza; sufridos en las tribulación; constantes en la oración;…” porque la oración es el medio de allegarnos a Dios y a través de la oración le presentamos a Él nuestras aflicciones y tribulaciones.

San Pablo escribe a los hermanos de Roma y les dice: “Porque tengo por cierto que lo que en este tiempo se padece, no es de comparar con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada.” Romanos 8:18 San Pablo confirma a los hermanos de Antioquía diciéndoles: “…que es menester que por muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.” Hechos 14:22

En el nombre de nuestro señor Jesucristo os saludo con la paz de Dios, deseando con todo mi corazón que el razonamiento de este asunto sea para todos una bendición y podamos saborearlo como un manjar delicioso para el alma.

Esta recomendación a los padres sobre el cuidado de nuestros hijos es con el fin de prepararnos y esforzarnos con mucho temor y ciencia de Dios para poderlos instruir, prevenir y corregir con el consejo de la palabra de Dios, pues escrito está: “Instruye al niño en su carrera: aun cuando fuere viejo no se apartará de ella”. Prov. 22:6

Este es un deber impuesto por Dios a los padres desde la antigüedad, Moisés enseñaba a los Israelitas los estatutos y mandamientos de Jehová con este fin: “Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida: y enseñarlas has a tus hijos, y a los hijos de tus hijos” Deuteronomio 4:9

Amados hermanos, con gozo instruimos a nuestros hijos y nietos porque deseamos que ellos siempre sigan el camino de Cristo teniendo presentes las maravillas que de Dios hemos recibido, impregnándoles de un sentimiento de temor, piedad, humildad y amor a nuestro Dios, demostrando así cariñosamente la educación cristiana.

Es bien sabido de los padres que en la actualidad nuestros hijos enfrentan grandes combates y nosotros juntamente con ellos vamos a poner por obra esta amonestación: “Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, no consientas”. Proverbios 1:10 Siguiendo el ejemplo de los Recabitas, quienes retuvieron firme el mandamiento de su padre de no beber vino y cuando se les ordenó quebrantarlo, ellos respondieron así: “Y nosotros hemos obedecido a la voz de Jonadab nuestro padre, hijo de Rechab, en todas las cosas que nos mandó, de no beber vino en todos nuestros días, nosotros, ni nuestras mujeres, ni nuestros hijos, ni nuestras hijas”. Jeremías 35:8, ellos tenían la instrucción de su padre y la transmitieron a sus hijos con convicción y firmeza.

En la educación cristiana hace falta la amonestación, porque los hijos en su diario vivir a veces no todo lo que hacen es agradable a Dios, es entonces cuando los padres debemos actuar conforme a lo que le fue dicho a Josué: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente: …” Josué 1:9 y sin demora por el bien de nuestros hijos cuando veamos el desaliento o un mal comportamiento, al momento les amonestemos como lo hacía David: “Y tú Salomón, hijo mío, conoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto; y ánimo voluntario… si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre” 1º. Crónicas 28:9

Los padres en todo tiempo estaremos corrigiendo a nuestros hijos, como nos enseña en su palabra: “Con misericordia y verdad se corrige el pecado: y con el temor de Jehová se apartan del mal los hombres” Prov. 16:6 motivándolos a que conserven el temor de Dios con ellos, orando, ayunando y meditando en su palabra bendita, para que veamos con el paso del tiempo el cumplimiento de sus promesas: “Corona de los viejos son los hijos de los hijos; y la honra de los hijos, sus padres” Prov. 17:6

Los padres cristianos que nos esmeramos en entregar la amonestación a tiempo y la corrección en el momento y la ocasión propicia tenemos garantía de que no será en vano, pues está escrito: “La oreja que escucha la corrección de vida, entre los sabios morará” Prov. 15:31 y “Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará deleite a tu alma” Prov. 29:17

La Biblia nos da razón de padres y madres que transmitieron la fe a sus hijos, San Pablo da testimonio de Timoteo, quien fue educado desde su niñez por su abuela Loida y su madre Eunice 2º Timoteo 1:5 quienes desde su niñez le enseñaron las Sagradas Escrituras … 2ª Timoteo 3:15

Deseo con amor profundo de mi corazón que a todo el pueblo cristiano, Dios nos dé cada día la capacidad, ciencia y sabiduría de lo alto, para hacer lo que nos corresponde como padres; y podamos decir con mucha satisfacción como dijo el caudillo Josué: “yo y mi casa serviremos a Jehová.” Josué 24:15