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Descripción
Fiesta de Epifanía! ¡Dios se manifiesta a todos los pueblos! Levantémonos y sigamos adelante, atraídos por el resplandor de la estrella, para ser allá donde estemos…destellos que irradien amor de Dios o que, por lo menos, recuerden a más de uno que –Dios- se sigue saliendo al encuentro del hombre.
¿Qué buscaban los magos? ¿A quién? ¿Por qué? Lo poseían todo: reino, oro y plata, nobleza y riquezas, vasallos y castillos. Pero les faltaba el supremo tesoro. De repente y ante tanta riqueza, Dios, se manifiesta revestido de pobreza.
Buscaban porque, sus fortunas, no les satisfacía todas sus ansias de felicidad. Buscaban porque, aun siendo reyes, querían ser siervos de Aquel que había sido anunciado, profetizado y –por un momento- silenciado por poderes que querían anteponerse al mismo Señor.
¿A quién buscamos nosotros? ¡Cuánto nos asustan las dificultades! A los magos, lejos de acobardarles los inconvenientes, cruzaron desiertos y montañas, dominios y traidores para llegarse hasta la gruta del Verbo inocente.
No siempre percibieron la estrella (pistas nítidas de la presencia de Dios), cuando la divisaban, se llenaban de inmensa alegría y, cuando la perdían, lejos de olvidarla, no dejaban de hablar de ella, de cuándo aparecería de nuevo.
No siempre nosotros tenemos las cosas claras. Pero ¿qué hacemos cuando los “nuevos Herodes” nos invitan a desertar, a olvidar o sacrificar ese Niño que –en el corazón- lo hemos sentido en tantos momentos sacramentales o personales?
Hoy, a una con los magos, Dios se nos abre, se nos manifiesta. ¿Cómo van a ver muchos la luz si faltan “electricistas” de Dios en las casas de los hombres? ¿Cómo van a buscar algunos de nuestros amigos y familiares la estrella que conduce a Belén si nos ven pendientes de hados de escenario que nos distraen de las estrellas que cruzan el inmenso espacio del cielo?
Con los magos, tan distintos y tan unidos en un objetivo (buscar a Dios) nos sentimos todos agraciados: ¡El Señor es para todos! No es para unos pocos. Ya no existe un pueblo exclusivo. Todos estamos llamados a disfrutar de la gran herencia divina.
Los tres regalos con los que obsequiaron los Reyes Magos al Niño Jesús no fueron elegidos por casualidad, pues el oro era un regalo para Jesús como Rey --pues era un regalo destinado a reyes--, el incienso era un presente para Jesús como Dios --pues esta resina se quemaba delante de los dioses-- y la mirra, para Jesús como hombre --pues con ella se embalsamaba a los muertos--.
El oro, el incienso y la mirra que los Reyes de Oriente entregaron al niño Jesús en Belén estaban asociados a ciertos conceptos y rituales, más allá de que los tres puedan ser equiparados a lo que hoy se consideran productos "caros" y de "lujo".
Concretamente, respecto del oro, considera que puede ser interpretado "como regalo regio, destinado a un rey" y recuerda que en Mateo 2,2 se hace referencia a que los Reyes Magos llegaron a Belén en búsqueda del nacimiento del "Rey de los Judíos", por lo que la faceta regia del acontecimiento estaba presente.
Por su parte, la simbología del incienso es "muy clara" para Sanchiz, pues hace referencia al carácter divino de Cristo, ya que en la religión judía y en las paganas, el incienso se quemaba delante de los dioses, muchas veces como sacrificio, y, de hecho las iglesias católica y ortodoxa lo siguen empleando en su liturgia.
Mientras, atendiendo a la mirra --sustancia aromática también gomosa resultado de recoger la resina del árbol de la mirra--, se ven dos posibles explicaciones pues la mirra se utilizaba como anestésico --normalmente mezclada con vino-- y se puede interpretar como que el Señor venía a quitar el dolor al mundo". Pero también la mirra se empleaba para embalsamar a los muertos, por lo que podría representar "un anuncio de su pasión y una alegoría de que Jesús como hombre está sujeto a la muerte".
Normalmente el domingo que sigue a la fiesta de la Epifanía es dedicado a celebrar el bautismo de Cristo, este año se celebra el domingo 13 de enero y señala la culminación de todo el ciclo natalicio o de la manifestación del Señor. Es también el domingo que da paso al tiempo durante el año, llamado también tiempo ordinario.
Cuando Cristo se metió en la cola para esperar su turno de ser bautizado, seguramente San Juan Bautista no sabía que hacer. Llegó el Mesías delante de él y pidió el bautismo. El Bautista exclamó: “Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿tú vienes a mí?” (Mt 3,14). El Catecismo hace referencia a esta actitud humilde de Cristo en el n.536:
"No soy digno ni siquiera de desatar la correa de su sandalia..." trabajo reservado al más inútil de los esclavos... Juan destaca la infinita distancia entre él y Jesús...
Pero admitámoslo, y descubramos nuevamente el "modo" que Dios emplea para salvarnos: hoy se pone en la fila de los pecadores, y aunque no lo necesitaba, se somete también a un bautismo de penitencia... Se ha hecho semejante a nosotros en todo, y por eso no se avergüenza de colocarse en la fila de aquellos que se preparaban para la llegada del Reino de Dios... así como tampoco se avergonzó de nosotros cuando tomó sobre sí todos nuestros pecados, y subió a la Cruz como si fuese un delincuente...Fuente catholicnet eer más
La pregunta nos deja un poco inquietos. Porque sabemos que el "año nuevo" es simplemente una hoja de calendario, un cambio en los números, una simple tradición humana. Porque el tiempo escapa a nuestro control, y fluye sin cesar.
Lo pasado queda allí: fijo, inmodificable, casi pétreo. Con sus momentos buenos y sus fracasos, con sus sueños realizados y con los sueños que se evaporaron en el vacío, con las ayudas que me ofrecieron y con las ayudas que pude ofrecer a otros, con mis omisiones y mis cobardías.
Cada instante se presenta como una oportunidad que en parte depende de mi prudencia y de mis decisiones. En otra buena parte, depende de las decisiones de otros. En los dos casos, y aunque no siempre nos demos cuenta, depende de Dios.
De nuevo, ¿qué deseo en un año nuevo? Desearía la paz en Tierra Santa. Para que nadie privase a nadie de su tierra, de su casa, de su familia. Para que las religiones fueran vividas como lo que son: un camino para unir a los hombres bajo la luz de Dios. Para que la tierra donde vivió, murió y resucitó Cristo testimoniase con un estilo de vida nuevo la gran belleza del Evangelio.
Luego, desearía la paz en tantos lugares del planeta. En este nuevo año me gustaría dialogar con quien piensa de modo distinto en un clima de respeto, sin insultos, sin desprecios, sin zancadillas. Porque si él y si yo somos humanos, porque si él y si yo queremos encontrar la verdad, podemos ayudarnos precisamente con una palabra nacida desde los corazones que saben escucharse y, más a fondo, que saben amarse...leer más
«Durante la comida Jesús tomó pan, y después de pronunciar la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: “Tomen, esto es mi cuerpo” Tomó luego una copa, y después de dar gracias, se la entregó y todos bebieron de ella. Y les dijo: ′Esto es mi sangre, la sangre de la Alianza, que será derramada por muchos′»(Marcos 14, 22-24).
En la cultura actual la idea del crecimiento interior es muy poco valorada, es considerada una pérdida de tiempo o una costumbre pasada de moda practicada por nuestros antepasados ingenuos. Por lo general solo el crecimiento exterior y el más palpable vale algo. La principal diferencia entre estos dos progresos (material y espiritual) es que el material siempre está fuera de ti. Este te ofrecerá ciertas sensaciones positivas, sin embargo, siempre estará coloreado con una especie de efímera e inconsistente temporalidad. Un progreso interior, por otro lado, significa que eres tú el que cambia haciendo tu espíritu más fuerte. Te puede sorprender el cambio que producirá en ti el tiempo que pases en la adoración Eucarística, este puede cambiarte de estas diez maneras: leer más
Todos tenemos muchas cosas buenas…, pero al mismo tiempo, la presencia del mal en nuestra vida es un hecho: somos limitados, tenemos una cierta inclinación al mal y defectos; y como consecuencia de esto nos equivocamos, cometemos errores y pecados. Esto es evidente y Dios lo sabe. De nuestra parte, tonto sería negarlo. En realidad… sería peor que tonto… San Juan dice que "si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, fiel y justo es El para perdonar nuestros pecados y purificarnos de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos mentiroso y su palabra no está en nosotros" (1 Jn 1, 9-10).leer más
Examen de conciencia. Por una lado para algunos se ha vuelto un examen de tipo legal (casi como colocarse en el banquillo) hecho exclusivamente en el contexto de la confesión. Por otro, algunos han escogido hacerlo como una práctica psicológica secularizada en donde lo espiritual se ha ido perdiendo. Ejercicios de auto observación son recomendados para conseguir una buena “higiene mental”, en ella lo más importante es que me sienta bien conmigo mismo.
Entonces, ¿cuál es el problema? Muy simple: en cada uno de los errores citados, el centro del examen de conciencia soy yo, cuando en realidad, si este es bien entendido,
Mil excusas le van a entorpecer entonces la claridad de su decisión. Después de tantos años uno no está bien seguro de lo que ha hecho... Pensamientos, palabras, mentiras, deudas, sexo, odio, rencor... ¡Cuantas flaquezas y debilidades que gustaríamos de enterrar, olvidándonos para siempre de ellas...! ¡Y ahora sobreviene esa idea funesta de la CONFESIÓN...! leer más
Estáis salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir. Pues somos obra suya”. Efesios 2, 4-10.
Conozco mi debilidad y mi pecado y sé que sin su amor y su fuerza no sería nada y me dejaría arrastrar por la corriente. Es el milagro más sorprendente. El milagro de un amor que se hace hombre para salvar al hombre.